La pre impresión abarca todas las fases del proceso gráfico que van entre el diseño y la creación de las planchas para impresión. No se trata de un proceso sencillo pues de su correcta ejecución depende la calidad del trabajo que se entregue. La adaptación de los originales debe ser lo más fiel posible a la propuesta de diseño integrada, por lo que respetar cada fase del proceso puede incidir en el éxito del resultado final.
Etapas de la pre- impresión
Recepción del original: Aunque lo ideal es que los archivos que lleguen para la impresión estén siempre digitalizados y totalmente preparados en ocasiones no se puede esperar tanto. En muchos casos se procede a la digitalización del material aportado. Fotografías y textos escaneados, fotolitos, negativos, capturas de vídeo, gráficos por ordenador y extracciones de pdf son los archivos más utilizados.
Tratamientos: una vez recibidos los originales se procede a realizar un primer tratamiento. Se deberán optimizar cuestiones como el tamaño, la resolución, el color, el modo, el formato. Todo dependerá de adecuar el original al tipo de papel o impresora en la que se debe reproducir el arte final. Se utilizarán para ello herramientas de diseño gráfico como Indesign, Photoshop o Illustrator.
Maquetación: Se trata de componer la página para generar un formato de salida (PDF o Postscript) que se enviará a la unidad que realice la impresión. Es cierto que muchos profesionales del diseño envían el documento tratado y en perfecta composición. Para los que no aún deberán realizarse comprobaciones, resoluciones, tramados, división de canales y/o planchas, curvas de transferencias o ganancias de punto.
Adaptación a la impresora: cada modelo de impresora exige dependerá de si es impresión digital o bien impresión en plancha o de filmación en película.
Pruebas de pre- impresión: antes de realizar la impresión definitiva es recomendable realizar pruebas para que las revise el cliente. Pruebas de imposición, de color, de exposición.
El proceso para que el producto final sea perfecto dependerá también de la calidad del papel y las máquinas con las que se realiza la impresión. En este aspecto es importante confiar en profesionales que cuiden los detalles del acabado.